¿ Hay una revolución que involucra ciencia y espiritualidad


¡Si, hay una revolución tan atrevida y profunda como el descubrimiento de la relatividad por parte de Albert Einstein. En la frontera misma de la ciencia están surgiendo nuevas ideas que cuestionan todas  nuestras creencias respecto a cómo funciona nuestro mundo respecto y nuestra manera de definirnos a nosotros mismo.  


Se están haciendo descubrimientos que prueba fehacientemente lo que siempre han dicho los maestros místicos, lo maestros taoístas, la antigua sabiduría la religión: y es que lo seres humanos somos mucho más extraordinarios que un simple ensamblaje de carne y huesos. En su aspecto más fundamental, esta nueva ciencia responde las preguntas que han tenido perplejos a los científicos durante cientos de años y que muchos, místicos ya sea por sabiduría, visión, habían aseverado.
En su aspecto más profundo, esta es una ciencia de lo milagroso, que no solo confluye en todo lo existente, sino también se relaciona con la totalidad de los métodos alternativos serios, como ser la enseñanza de Tai Chi Chuan, el Chi Kung, la Meditación etc.

Durante varias décadas, en todo el mundo, respetados científicos de muy diversas disciplinas han llevado a cabo experimentos bien diseñados cuyos resultados dejan perplejos a los biólogos y a los físicos. En conjunto estos estudios nos ofrecen abundante información respecto a la fuerza central organizadora que gobierna nuestros cuerpos y el resto del cosmos.
Sus descubrimientos solo pueden clasificarse como asombrosos.
En nuestro aspecto más elemental, no somos una reacción química, sino una carga energética. Los seres humanos y todos los seres vivos son una configuración energética dentro de un campo de energía conectado con todas las demás cosas del mundo.. Este campo de energía pulsante que el físico Mark Plank, le llamo “Matriz” es el motor central de nuestro ser y de nuestra conciencia de nuestra existencia.

No existe un relación dual yo/ no yo, entre nuestros cuerpos y el resto del universo, solo hay un campo energético subyacente. Este campo es responsable de las funciones más elevadas de nuestra mente y es la fuente de información que guía el crecimiento de nuestros cuerpos. Es nuestro cerebro, nuestro corazón, nuestra memoria: es en todo momento un anteproyecto del mundo. Más que los gérmenes o los genes, el Campo es la fuerza que determina finalmente si estamos sanos o enfermos y es la fuerza con la que debemos contactar para curarnos.
Estamos vinculados e involucrados, somos inseparables de nuestro mundo y nuestra única verdad fundamental es nuestra relación con el  El Campo como dijo Einstein sucintamente, es una ocasión, es la única realidad.
Hasta el presente la biología y la física han sido sirvientas de los puntos de vista expuestos por Isacc Newton, el padre de la física moderna. Todo lo que creemos sobre nuestro mundo y el lugar que ocupamos dentro de él se deriva de ideas formuladas en el siglo XVII que aún siguen formando la columna vertebral de la ciencia moderna, teorías que presentan los elementos del universo como si fueran divisibles, como si estuvieran aislados unos de otros y completamente auto contenidos, dichas ideas, en esencia, han creado una visión del mundo basada en la separación. Newton describió  un mundo material en el que las partículas individuales de materia seguían ciertas leyes de movimiento a través del espacio y del tiempo: pensó en el universo como si fuera   gran máquina. Antes de que Newton formulara sus leyes del movimiento, el filósofo Rene Descartes enuncio la que en su tiempo era una noción revolucionaria, que nosotros representados por nuestras mentes, estábamos separaos de esta materia inerte y sin vida de nuestros cuerpos, que no eran sino otra máquina bien engrasada, el mundo estaba compuesto por una serie de pequeños objetos discretos que se comportaban previsiblemente. El más separado de ellos era el ser humano. Nosotros estábamos fuera del universo y lo que observábamos. Hasta nuestros cuerpos estaban separado de algún modo y eran otra cosa que nosotros mismos, las mentes conscientes que realizaban la observación.

El mundo Newtoniano podía seguir ciertas leyes, pero en ultimo termino era un lugar solitario y desolado. El enorme engranaje del mundo seguiría adelante tanto si nosotros estábamos presentes como si no, Con unos cuantos movimientos hábiles, Newton y Descartes arrancaron a Dios y a la vida del mundo de la materia y a nosotros y nuestras conciencias del centro del mundo. Arrancaron el corazón y el alma del universo dejando tras su paso una colección inerte de piezas interconectadas y sobre todo nos desgarro la visión del tejido universal.

Nuestra autoimagen, se hizo más tétrica con el trabajo de Charles Darwin. Su teoría de la evolución.

Dejando de lado este pensamiento digamos perimido, hoy entramos en los albores de un nuevo campo, que ya los antiguos hablaron y la ciencia y los físicos entra a comprobar su existencia. Por lo tanto no está muy lejos de la verdad, cuando yo en la Plaza, V.L. y Planes digo, absorbemos esa energía inteligente durante la práctica de Zhi Neng Qi Qong, creemos en esa fuerza natural que subyace, somos parte integrantes de la misma, ella nos contiene y nos impregna con su energía, en Oriente le llaman Tao, sobre el mismo se dice: Hay un flujo en el universo que se llama tao. El tao fluye lentamente, pero nunca para y es increíblemente poderoso, manteniendo las cosas del universo en orden y equilibrio. Se manifiesta a través de cambios de estaciones, ciclos vitales o mutaciones de poder u orden.

El tao es la ley de todo. El concepto del tao se basa en aceptar que la única constante en el universo es el cambio y que debemos aceptar este hecho y estar en armonía con ello. El cambio es el flujo constante del ser al no ser, de lo posible a lo real, yin a yang, femenino a masculino. El símbolo del tao, llamado taijitu, está constituido por el yin y el yang confluyendo en un círculo como en la fig. abajo.

taijitu


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